Organizaciones internacionales de protección animal han denunciado que las autoridades rusas silencian las pésimas condiciones en las que viven los trolls en las granjas, actualmente gestionadas por el gobierno de Putin tras arrebatárselas al Grupo Wagner después de la rebelión fallida de Prigozhin. UICN, WWF o ADDA han publicado videos en los que estas criaturas, que generalmente viven en bosques del norte de Europa, se hacinan en cubículos con ordenadores y dedican jornadas de más de diez horas a inventarse fake news con apenas tres pausas diarias para el bocadillo, el café de media mañana y el cigarrillo de después.

Criaturitas de Dios

De acuerdo con un informe de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) en colaboración con Pezuñas Unidas y Save the Ogres, los trolls de las granjas rusas generan fuentes de desinformación y noticias falsas para desestabilizar el debate público en redes sociales en condiciones denigrantes, sin apenas cobertura médica y con raciones insuficientes de cecina de viajero que pasa por encima de un puente en la máquina de vending. “Muchos de los trolls estabulados sufren de enfermedades crónicas, como una variedad de soriasis que provoca que la dermis se convierta en piedra en contacto con la luz del sol, o una sinusitis severa que hace que vayan con un moco colgando. Y no son tratadas convenientemente por culpa de horarios de trabajo interminables y contratos precarios”, critica Álvaro Kosovar, tesorero de la rama criptozoológica de PeTA.

Grupos negacionistas de gnomos consideran que el informe sobre el maltrato es una falacia promovida por el socialcomunismo internacional que sólo persigue el blanqueamiento y la victimización de los trolls.

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