El departamento de relaciones públicas de la empresa fabricante de tomate frito Orlando, perteneciente a Kraft Heinz, ha manifestado a través de un comunicado de prensa que se alegra de que la pérdida de diputados de Vox tras las elecciones del domingo le impida formar un gobierno de mayoría absoluta junto al PP. La compañía había visto peligrar el futuro de su negocio desde que la formación de extrema derecha accediera a puestos de poder en diversos municipios y comunidades autónomas y pusiera en marcha sus políticas restrictivas. “Cuando la concejala de Valdemorillo prohibió Orlando en junio supimos que si Vox llegaba al poder tras las generales íbamos a tener que cerrar”, declara Elisenda Picola, directora de Marketing de la empresa tomatera.

Parar el golpe

Aunque la dirección de Orlando no entiende el “veto ideológico” del partido de Abascal, conjetura que puede tener que ver con el origen gipuzkoano de la compañía. “Vale que los dirigentes de Vox vean filoetarras por todas partes, pero les recordamos que el fundador de la empresa era italiano como Meloni, Mussolini o Topo Gigio. Sólo ven lo que quieren ver”, puntualiza Kepa Iasada, responsable del equipo de comunicación de Orlando, a quien todavía no se le ha quitado el miedo del cuerpo. Los 33 diputados de Vox no parecen ser suficientes para poder formar un gobierno de coalición con el PP que le permitiera hacer extensivo el bloqueo a Orlando en el municipio madrileño al resto del territorio estatal.

“Todo indica que la extrema derecha no va a ser capaz de paralizar la producción de nuestro tomate frito, pero ha estado muy cerca…”, añade Iasada, quien sospecha que Iván Espinosa de los Monteros podría tener una importante cartera de acciones de Solís.

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