Se cuentan por decenas de miles las personas que dicen sentirse estafadas con la escena post créditos del film Oppenheimer dirigido por Christopher Nolan. Uno de los grandes estrenos de la temporada, que narra las peripecias sexuales y de otro tipo del autor intelectual de las bombas atómicas arrojadas en 1945 sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, pierde así posibilidades de ser nominada a los Oscar. “Tres horas, tres, me he tragado para esta horrible decepción final”, aúlla el crítico cinematográfico Carlos Vouyero mientras la acomodadora intenta desalojar la sala sin llamar a seguridad. “Todas las sesiones lo mismo, joder”, masculla.

Radiación Spoiler

Según la Agencia Europea para la Energía Atónita entre un 3 y un 5% de los espectadores mantienen sus posaderas tensamente pegadas a la butaca comiéndose unos créditos que no se pueden aliviar mendiante el fast-forward de Youtube o la televisión a la carta. Al menos uno de cada seis, según el sociólogo Jose Félix Tarzanetes, alberga la esperanza de que la escena post créditos ofrezca la receta para la construcción, si no de una bomba atómica como las de Los Alamos, “que ya se ve que es un marrón importante”, sí al menos la de una bomba sucia con la que ajustar cuentas con parte de la humanidad. “Lo de “he devenido en muerte, me he convertido en el destructor de mundos” mola para una camiseta pero no es suficiente”, comenta enfadado Chani Ilista que promete “pasar frame a frame” la película en su casa por si hay “gato de Heisenberg encerrado”.

Universal Pictures tampoco ha querido confirmar, ni desmentir, que si juntas en una imagen única todas las pizarras de cálculos que aparecen en la película y lo volteas 90 grados aparece la ecuación. Una vez resuelta permitiría acceder a las coordenadas donde está enterrada una mini bomba de hidrógeno desarrollada a escondidas por Enrico Fermi, compañero de Oppenheimer, entre 1940 y 1945.

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