Las entidades financieras a las que acuden muchas familias con vocación de clase media para solicitar créditos al consumo con los que afrontar las vacaciones de verano, idean nuevos productos financieros para sobrellevar la inflación y los tipos de interés. “La mayor parte devuelve lo que piden, pero estamos dando vueltas a nuevas formas de crédito para que cada vez más ciudadanos puedan disfrutar de la angustia de no saber si se han hipotecado de por vida al haber querido sentir la experiencia de ser picadas por una carabela portuguesa mientras remojaban sus ingles en el Mediterráneo”, anuncia Josean Grías de la Asociación Española de Banca.

Aval estival

Según informa AEB, hay un “factor principal” que motiva a una “unidad familiar tipo” de dos progenitores y dos menores a su cargo a endeudarse para huir de su entorno durante un periodo que no suele superar las dos semanas. Se trata de la imposibilidad de soportar el bullying emocional que suponen las continuas preguntas de amigos, familiares y vecinos. “El 80% de nuestros pacientes prefiere vivir endeudado con un banco antes que aguantar un “este verano a dónde vais” más”, señala la psicóloga Lucía Boga del gabinete Sancho & Machete. Es con el 20% restante, el que se plantea directamente el asesinato, con quiere trabajar la banca española. “Estamos hablando con el Banco Malo de la Sareb y todas las entidades poseedoras de inmuebles vacíos por desahucio para montar una red de pisos francos y alojar ahí en los meses vacacionales a los menesterosos homicidas”, confirma Josean Grías.

Gracias al crédito, las familias podrán acceder al glamouroso estatus de endeudadas y veranear en urbanizaciones vacías, pisos en riesgo de ocupación y otros inmuebles deshabitados.

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