El problema de la vivienda se ha convertido en los últimos años en uno de los que más preocupan a los jóvenes demonios, que cada vez con más frecuencia deben compartir un cuerpo poseído al no poderse permitirse poseer uno para ellos solos. La especulación inmobiliaria, los fondos buitre, la subida de la inflación o la incertidumbre ante la evolución de los tipos de interés obligan a los seres malignos del averno que desean emanciparse para instalarse por su cuenta dentro de niños o adultos humanos a hacer coliving, aunque no sea la opción más deseada y provoque a menudo conflictos de convivencia.

Son legión

De acuerdo con los datos del Observatorio de la Vivienda de la Comisión Pontificia del Vaticano, en la mayoría de los cuerpos poseídos reportados por exorcistas de la curia romana, residen dos, tres e incluso más demonios que deben compartir gastos. Barkai, Merigaz y Tefnet (nombres ficticios) son demonios menores que trabajan a media jornada en el Sexto Círculo del Infierno manteniendo encendidas las hogueras en las que arden los herejes. Comparten el cuerpo de un niño del madrileño barrio de Ciudad Lineal aunque temen que la gentrificación les obligue a mudarse, junto a más demonios, al cuerpo de otro menor en Usera. Hoy les resulta inconcebible pensar que en los años 70 un único demonio pudiera poseer el cuerpo de una preadolescente de Washington DC que además ni escuchaba reguetón ni consumía antidepresivos.

A pesar de tratarse de un problema grave de precarización de la vivienda existen casos aún más extremos, como el de los “poseídos calientes” o “almas patera”, donde habitan hasta 25 o 30 demonios por turnos, principalmente diablos inmigrantes de cultos paganos de Asia Menor.

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