Los peatones que respetan los semáforos en rojo, aunque no haya vehículos, desarrollan un 0,7% más de superioridad moral que aquellos que cruzan si ven que no viene nadie con el monigote bermellón brillando. “A estos la culpabilidad les atormenta entre dos y tres segundos y luego son incapaces de encararse con un monopatinista promedio”, señala la psicóloga Guillermina Abierta. Es uno de los datos que arroja el Estudio Multidisciplinar de Peatones Actuando con Naturalidad y Derroche de Audacia (EMPANADA). Ha sido patrocinado en su primera edición por la Confederación de Colegios de Taxidermistas y la Dirección General de Tráfico (rodado y legal), DGT.

¡Venga, vengaa, vengaaaa!

Hay más de 8.000 atropellos de peatones en España al año pero hasta la fecha carecían de “un estudio multimedia tipo documental de La 2, capaz de indagar en los porqués con acento en la e y escrito junto” señala la coordinadora del EMPANADA, Matilde Rapes “Y no, no todos los atropellos son mérito de un conductor borracho, drogado y/o radicalizado”, explica Guillermina Abierta. Entre aquellos peatones con un comportamiento más “descerebrado”, según Rapes, destacan los que se saltan los semáforos empujando una sillita con bebé y arengando a uno o más vástagos capaces de caminar. ”Si algún día pasa aquí lo de Ucrania o la franja de Gaza, ese comportamiento puede tener su utilidad, obvio”, admite Abierta.

Mención aparte, concluye el antropólogo Josema Sacres, merecen los “bebedores sociales que monopolizan las aceras adjuntas a locales hosteleros obligando a viandantes menos o nada alcoholizados a invadir la calzada de manera sorpresiva para los conductores». La conclusión del estudio es clara: pocas cosas pasan.

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