Según fuentes cercanas a la Mesa del Congreso de los Diputados, Moncloa, el Ministerio de la Presidencia y la Junta Electoral Central habrían alcanzado un acuerdo informal, con la connivencia a priori del Presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, a jugarse la investidura a patadas en los testículos. La medida, pendiente de depurar su reglamentación, pretende ser una alternativa a un posible fracaso de la investidura de Sánchez, programada presumiblemente para el mes de noviembre, que evitase convocar nuevas elecciones para el próximo año.

Desafío ilusionante

Aunque todos los participantes reconocen que se trata de un sistema “poco ortodoxo y en vías de adecuarse a la normativa de renovación electoral”, parece una opción mucho más atractiva “y de una legitimidad democrática fuera de toda duda” que decidir la investidura a penaltis o incurrir de nuevo en comicios. “Todavía habría que decidirse por una modalidad. En caso de que Sánchez no saliese elegido presidente tras la votación se abren dos posibilidades. Una es que el señor Feijóo y el Señor Sánchez comiencen a pegarse patadas en los testículos por turnos, decidiéndose el iniciador a cara o cruz, hasta que sólo uno quedase en pie o se retirase de la liza. La otra sería que todos los diputados y diputadas hicieran cola para propinar ellos las patadas al candidato que decidiesen. Y esas son las cositas que hay que ir ya mirando…”, informaba Francina Armengol, presidenta de la Cámara Baja.

El sistema de patadas testiculares parte de la jurisprudencia electoral inglesa, aunque no llegó a utilizarse durante las primarias del Partido Conservador en octubre del año pasado.

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