Una mujer de 42 años que lleva un año y medio preparándose unas oposiciones a subalterno y ordenanza en corporaciones locales ha comunicado a través de sus redes sociales que debería reinstaurarse la esclavitud en los países desarrollados “porque es un trabajo para toda la vida y sin tener que soportar este tormento de estudiar todos los putos días”. Erika Frombarrena, nombre ficticio, asegura que cuando una ha perdido su vida social, el contacto con la familia y la alegría de vivir, levantándose todos los días a las 7 de la mañana y pasándose diez horas, de lunes a domingo, laborables y festivos, delante de los apuntes “lo de los latigazos no suena tan mal”.

El mal menor

La opositora, que es consciente de que miles de personas concurrirán a la misma OPE una vez que se le ponga fecha, considera que la institución esclavista garantizaba el pleno empleo, no exigía un concurso de oposición con una competencia brutal, se proporcionaba techo y comida gratis y las cadenas y grilletes corrían a cargo de la empresa. “Por no hablar del transporte, que también lo pagaba el tratante de esclavos, y no creo que en un barco negrero de esos que cruzaban el Atlántico se fuera mucho más apretado que en el metro en hora punta, que encima el bono te lo sacas tú”, explica la mujer, que ya ha comenzado a subrayar el periódico del bar de debajo de su casa por pura inercia.

Frombarrena sostiene además que la esclavitud tiene una pátina de romanticismo que no se puede obviar. “Han hecho películas de Espartaco, de Kunta Kinte, del Django desencadenado ese… pero nadie ha hecho una película sobre alguien que alberga la vana esperanza de sacarse una plaza para pasarse el resto de su vida laboral haciendo fotocopias”, apostilla.

© elkarma.eus