Txarriboda News 969 (28-10-2023)
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Un equipo de etólogos de la Universidad de Estocolmo ha revelado que, al contrario de lo que venía defendiendo la comunidad científica, las hienas no se ríen porque estén nerviosas o se sientan amenazadas. Según argumenta el grupo de investigadores, estos mamíferos carnívoros de naturaleza gregaria se ríen por pura hipocresía, para encajar y hacer creer a su interlocutor que no sólo han entendido la ocurrencia que acaba de decir sino que además la encuentran muy ingeniosa, cuando en la mayoría de los casos se sienten incómodas y con ganas de irse a su casa para ver lo primero que encuentren en Netflix. Por no llorar Como publica el equipo de zoólogos en la revista Nature, el fariseísmo de las hienas es un mecanismo evolutivo que han ido desarrollando para adaptarse al medio y no ser relegadas al ostracismo social por parte de otros congéneres mejor posicionados. “No se debe olvidar que las cuatro especies de hienas, o hyenidae, que existen pertenecen al suborden de los feliformes. Es decir, que tienen más en común con los gatos que con los perros. Y mientras que a un perro lo puedes abandonar cinco veces y te sigue acompañando a la misma gasolinera una y otra vez, meneando la cola y mirándote con cara de bendito, el gato te hace creer que te aprecia pero en realidad te rajaría la yugular mientras duermes si no fuera porque le provees de alimento. Pues las hienas parecido”, explica el ecólogo y naturalista Olof Simekereisirsen. El estudio también evidencia que sólo las hienas que no son capaces de emitir una risa convincente para encajar en el grupo se alimentan de carroña, mientras que la dieta de las más adaptadas al medio se fundamenta en los canapés que engullen en fiestas privadas. © elkarma.eus |
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