Según los resultados de la última macroencuesta realizada por la Unión Internacional de Ciencia Psicológica (IUPsyS) a instancias del Fondo Monetario Internacional (FMI), las personas introspectivas pero con bajo nivel de renta tienen un gran tercer mundo interior. Según se desprende del estudio, cuando estos individuos altamente sensibles, reflexivos, que procesan profundamente las vivencias, hipotetizan sobre lo que puede pasar, imaginan posibles futuros y sueñan con lo que nunca ha existido son pobres su mundo interior registra los peores índices de desarrollo y un gran atraso económico-social.

No dan más de sí

Entre las características comunes del tercer mundo interior de las personas con escaso poder adquisitivo figuran el tener una base económica mayormente agraria, la exportación de materias primas, una economía endeudada con los países más industrializados y escasa infraestructura. Al contrario que sucede con las personas de clase media y alta con un rico mundo interior, las personas pobres sólo se ensimisman con asuntos que generan un PIB paupérrimo. “Con la parte creativa sucede lo mismo. El mundo interior que interesa, el que vale, es el de un Woody Allen o un David Foster Wallace, muy atormentados y lo que usted quiera, pero burgueses como Dios manda. Si hasta Bukowski fue a la universidad. Cabreros como Miguel Hernández que te escriban poesía que no dé vergüenza ajena son anomalías estadísticas”, matiza María Tecla Sista, profesora de Psicología en la Universidad CEU San Pablo.

El estudio también revela que no existe el mundo interior “en vías de desarrollo”, al tratarse de un término paternalista creado por las personas introspectivas con primer mundo interior para tejer redes interesadas de clientelismo.

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