Profesores de todo el estado contrarios a la ley de Amnistía que el PSOE negocia con Junts y al acuerdo alcanzado entre el partido socialista y ERC, que incluye la condonación de 15.000 millones de deuda a Catalunya, han pedido formalmente a los ministerios de Educación, Universidades y Cultura, así como a la UNESCO, a la Oficina Internacional de Pesos y Medidas, a la Unión Matemática Internacional y a los herederos del clérigo británico del siglo XVII William Oughtred que se cambie el nombre al número Pi (π) “por sonar demasiado a un apellido de quienes quieren romper España”.

Un plan redondo

Los docentes de geometría de educación primaria y secundaria partidarios de rebautizar a la relación entre la longitud de una circunferencia y su diámetro proponen que la constante matemática sea conocida a partir de ahora como “número Pelayo” por entender que se trata de un nombre que representa “la pluralidad de nuestra nación al tiempo que aborrece del separatismo periférico que está llevando a España a un territorio de crisis constitucional extraordinariamente grave”. Estos profesores entenderían que continuar llamando al número racional como un socialista federalista barcelonés sería “otro gesto servil y criminal más de Perro Sánchez para aferrarse al poder”.

El colectivo de profesores que quiere cambiar de nombre al número Pi no se considera ni de izquierdas ni de derechas y considera que amar a su país y velar por que no se desintegre como consecuencia de intereses secesionistas, insolidarios y patricidas no entiende de ideologías, por lo que, en caso de repetirse elecciones, vería lógico que algunos de sus simpatizantes votaran a Feijóo mientras otros se inclinasen más por Abascal.

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