Un joven vegano, que prefiere permanecer en el anonimato, ha saltado a los medios después de presentar una queja formal a la Real Academia Española de la Lengua por “preservar y difundir bulos, mentiras, embustes, medias verdades y, en resumen, recrear una falsa realidad en la que viven engañados todos los hispanohablantes”. La gota que ha colmado el vaso y ha provocado semejante diatriba contra la RAE se encuentra en la paremia ‘En todas partes cuecen habas’, refrán popular que busca el apaciguamiento de la ciudadanía que no come carne pero que se aleja de una realidad en la que no resulta tan fácil encontrar un restaurante vegetariano en condiciones sin reserva previa, “sobre todo en fines de semana”.

Omnivorismo ilustrado

La persona que ha cargado contra lo que considera “una campaña premeditada de desinformación y camuflaje de la realidad” orquestado por la RAE, en cuanto que organismo encargado de preservar y articular instrumentalmente la lengua castellana, también ha hecho extensiva su queja a otros aforismos que pretenden dulcificar la realidad invisibilizando a las minorías. “’A buen hambre no hay pan duro’, por ejemplo, o la mucho más torticera ‘Dame pan y llámame tonto’ son frases que ejemplifican perfectamente el ninguneo de la celiquía. Del mismo modo que ‘Con azúcar y miel, hasta los cagajones saben bien’ obvia al mismo tiempo el drama de la diabetes y el de las condiciones de explotación animal en las granjas apicultoras”, denuncia el joven abanderado del veganismo.

Arturo Pérez-Reverte ha aprovechado la ocasión para sostener que “el buen alimento cría entendimiento” pero que en este caso prefiere mandar directamente al joven a freír espárragos.

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