Grupos de ecologistas han lanzado una campaña para “desterrar de una vez por todas” las artes plásticas porque atentan contra el planeta debido a su impacto ambiental negativo. Este movimiento ha pedido tanto a las Naciones Unidas como a los diferentes Gobiernos del planeta que implementen legislaciones más duras contra el uso de las artes plásticas y que introduzcan su prohibición en el corto y medio plazo dentro de los objetivos de la Agenda 2030. Han querido destacar que las obras de artes plásticas pueden persistir en el medio ambiente y tardar entre 400 y 10.000 años en descomponerse.

Eso es malísimo

Los movimientos por la defensa del medio ambiente y contra el cambio climático creen que del mismo modo que se están prohibiendo de manera gradual los CFC o la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal busca reducir el uso de HFC, las artes plásticas deben ser vetadas en centros de enseñanza, grupos de tiempo libre o módulos de terapia ocupacional de residencias de ancianos o museos. “A ver, que no hace falta ser muy listos, coño. Artes plásticas. Plásticas. Si las han llamado así por algo será. Prohibámoslas. No hagamos llorar al planeta”, defiende Aitana Torio, activista de Greenpeace que ya ha renunciado a seguir pintando cuadros de ballenas jorobadas.

Asociaciones de padres se han mostrado muy interesadas en las propuestas del grupo ecologistas y preguntan si podrían incluirse dentro de la prohibición de las artes plásticas las manualidades que hacen sus hijos en clase de pretecnología porque ya no tienen más espacio en casa y no se han comprado un frigorífico combi de alta gama con refrigeración envolvente para que la doble puerta esté “llena de mierdas hechas con macarrones, lentejas y cola blanca”.

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