Carolus Magnos (¿Herstal? entre 742 y 748 al ser incierta la fecha del alumbramiento debido a su afición por falsificar el carnet para poder entrar en las discotecas de Saint-Denis siendo menor de edad – Aquisgrán 814) fue un aduanero y gerente de duty free franco, famoso por su mecenazgo de una incipiente marca de brandy durante la Alta Edad Media. Hijo de Pipino el Breve, apodo ganado por los discursos de cinco horas que soltaba en las comidas de empresa, se saca la plaza de funcionario de aduanas, pero como aborrece trabajar consagra su vida a que Europa directamente no tenga fronteras.

El de los pendones largos

En 768 hereda el negocio familiar, a medias con su hermano Carlomán. Pronto surgen las rencillas, porque Carlomán no soporta a su cuñada Desiderata, que se pasa la vida pidiendo libros a la biblioteca, y a Carlos le estomaga que su hermano vaya todo el día en pijama, con una capa roja, los calzoncillos por fuera y una ‘C’ cosida en el pecho. A la muerte de Carlomán en 770 por culpa de un esguince mal curado, hereda todo y se plantea la expansión mediante franquicias por territorio lombardo, sajón, bávaro y árabe. Como ‘Ultramarinos Sucesores de Pipino’ no le parece comercial hace rebranding y pasa a llamar al negocio ‘Sacro Imperio Romano-Germánico’. En 772 invita al papa Adriano I a ensalada de lombarda con escabeche para animarle a invertir. Decidido a promover políticas de marketing más agresivas, se lanza a la conquista de medio continente con unos amigos, por aquello de simplificar la burocracia. Como a los musulmanes se les ocurre la misma idea, los combate en la península ibérica, ya que las misiones diplomáticas también le dan pereza. Tras la derrota en Roncesvalles en 778, jura que no vuelve más a sanfermines. A pesar de su intención de crear una Unión Europea de libre circulación, en la que sus funcionarios puedan aceptar sobornos del califato abasí para acoger los mundiales de pelota o generar incomodidad ante la comunidad internacional al posicionarse acerca de las políticas de los Macabeos en Tierra Santa, se topa con diferencias culturales insalvables. A la hora de salir de bares, los paganos daneses son muy de poner bote, mientras los ávaros caucásicos piden que cada uno se saque lo suyo.

Fumador empedernido, muere en 814 de pleuritis.

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