Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, conocida como Santa Teresa de Jesús (Gotarrendura, Ávila, 1515 – Alba de Tormes, 1582) fue una diseñadora de juegos de rol, healthy foodie y conferenciante de charlas TED, que se posicionó toda su vida como militante anti chancletas. Hija de Alonso Sánchez de Cepeda y de Beatriz de Ahumada, se desentiende desde niña del negocio familiar, una piscifactoría de salmones, y se aficiona a los comics de Bruguera. En 1531, su padre la interna como pupila en el convento de monjas agustinas de Santa María de Gracia, para intentar inculcarle el gusto por la línea clara francobelga, pero debe regresar a casa al caer enferma a pesar de tener el bazo incorrupto.

Era más de clara que de yema

En 1535 se radicaliza en sus posiciones contrarias al uso de sandalias e ingresa en el convento de la Encarnación para acabar fundando la orden de las Carmelitas Descalzas. Su manía de hablar sola por el atrio propicia que el resto de religiosas piensen al principio que está trastornada, luego que está hablando por los auriculares del móvil y finalmente que mantiene conversaciones con Dios. Le gusta tumbarse en posición fetal sobre el suelo de su celda y practicar el método de oración del “recogimiento” expuesto por Francisco de Osuna, popular fabricante de patés. Sus visiones comienzan a ser cada vez más vívidas y las aprovecha para ejercer de máster en partidas de rol que organiza todos los martes y jueves con las otras monjas. En 1562 traslada las partidas a un nuevo local, más amplio, en el convento de San José. Hastiada del sistema de reglas tradicional de dado único publica el módulo Constituciones en 1563 y se decide a introducir reformas como las tiradas de dado múltiple, que prueba con San Juan de la Cruz en la Convención de Duruelo de 1568. Para armonizar el juego introduce una serie de normas, como el ayuno y abstinencia de cheetos, renuncia de rentas (no valen hojas de personaje antiguas) y práctica del silencio, porque las novicias le ponen la cabeza como un bombo. En 1578 publica Las moradas, sobre cuando jugaban ebrias de moscatel y éxtasis.

Fallece de una cardiopatía, a los 67 años, el día previo a la entrada en vigor del calendario gregoriano por el estrés que le causa tener que acordarse de cambiar la hora.

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