Tomás de Torquemada (Torquemada, Palencia 1420 – Ávila 1498) fue un animador sociocultural, personal shopper, promotor teatral, gerente de brasería e influencer, que consagró su vida a dinamizar el ocio de los reinos de Castilla y Aragón a lo largo del siglo XV. Criado en el seno de una familia que hacía tiempo que había dejado de celebrar el Bar Mitzvá tras el incidente del primo Isaac al caerse de la silla y porque era un dispendio de dinero invitar a tanta gente, decide convertirse en funcionario de la Iglesia católica, que es un trabajo para toda la vida. Sigue los pasos de su tío, el cardenal Juan de Torquemada, e ingresa como fraile dominico en el Convento de San Pablo, en Valladolid, deslumbrado por su impresionante biblioteca, su piscina climatizada y sus canchas de baloncesto.

Fan de sus fans

En 1452, tras haber cursado estudios de administrativo y ofimática en la Universidad de Salamanca, recibe el encargo de elaborar la hoja de Excel que gestiona el calendario laboral del convento de Santa Cruz la Real, de Segovia, tarea que compatibiliza con la organización de fiestas de la espuma los fines de semana. Famoso por su naturaleza chismosa, a la par que discreta, una recién coronada Isabel de Castilla le nombra confesor personal porque es el único con el que puede comentar los cotilleos de las revistas del corazón Salve y Presto, antecedentes de Hola y Pronto respectivamente. Su providencial encuentro con el DJ Alonso de Ojeda, uno de los principales valedores del reguetón gregoriano y renovador de la música latina monódica, le lleva a abrir un club exclusivo en Sevilla al que llama Tribunal del Santo Oficio, y que acaba siendo conocido como Inquisición porque es más corto y se lee mejor en los flyers. El éxito se extiende por la región y abre un segundo local en Córdoba. El 6 febrero de 1481 inaugura su espectáculo de luz y sonido Auto de Fe que consiste en quemar vivos a seis detenidos acusados de judeoconversos. Las buenas críticas recibidas por celebridades de la época como los papas Sixto IV e Inocencio VIII le llevan a representar su show por toda la península, que gira de manera ininterrumpida hasta 1834.

Fallece a los 78 años sin ver cumplido su sueño de construir el primer campo de concentración con pulsera de todo incluido de Europa meridional.

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