Maria Tecla Artemisia Montessori (Chiaravalle 1870 – Noordwijk 1952), fue una médica, ingeniera experimental, megalómana, psiquiatra y filósofa italiana que consagró su vida a la dominación del planeta mediante la creación de milicias de acólitos que tomarían el poder y establecerían un nuevo orden mundial, convenientemente adoctrinados mediante el condicionamiento pedagógico. Hija de militar, se da cuenta desde pequeña de que el principal problema para subyugar el establishment mediante una revolución global violenta es que la gente entra en instituciones armadas demasiado mayor y así no hay manera de enseñarles que el libre albedrío es un constructo burgués.

Nuevas generaciones

En 1884 inicia estudios de ingeniería con la intención de crear un ejército de robots que usarían a la humanidad como baterías biológicas, sumiéndola en un entorno virtual, pero pronto descubre que el ordenador mecánico de Babbage se cuelga mucho al cargar Windows. Se decanta por la medicina y más tarde, en 1897, por la psicología experimental, con la esperanza de poder crear una milicia de zombies, plan que abandona de nuevo porque el behaviorismo está aún en pañales. Tras entregar a una familia de acogida a su hijo secreto Mario, que no hace más que llorar y molestar a los sujetos de pruebas del sótano, en 1898 acude a un congreso pedagógico en Turín que le hace cambiar de paradigma. En 1907 funda la prima Casa dei Bambini, internado en el que forma a niños en edad escolar, mucho más flexibles, asertivos e inclinados por naturaleza a adoptar nuevas perspectivas vitales que conduzcan a someter por la fuerza al planeta a un nuevo régimen, convenientemente coordinado por Montessori desde su cuartel secreto en una isla del Índico con forma de calavera. La irrupción de los centros de día de Mussolini en los años 20 provoca una crisis de matriculaciones, agravada a partir de 1933 con el auge de los colegios alemanes, con mejores instalaciones y piscina climatizada. En 1939 viaja a la India, donde descubre que los talleres de manualidades de los campos de concentración británicos son pésimos. Regresa a Europa en 1946 y se establece en Holanda. Desengañada con su plan de dominación, crea guarderías para hijos de matrimonios que prefieren los collares de pasta a las ecuaciones de segundo grado.

Muere a los 81 años de hemorragia cerebral cuando intenta calcular de cabeza la cantidad de plutonio necesaria para una bomba sucia de corto alcance.

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