Marlon Brando Jr. (Omaha 1924 – Los Ángeles 2004) fue un figurante de videoclips, modelo de Abanderado, foniatra, ilusionista de magia de cerca, promotor inmobiliario y sindicalista que marcó un antes y un después en el cálculo del ratio del salario por horas trabajadas. Hijo de un padre productor teatral (en realidad es el encargado de comprar el cartón para los decorados de la función del colegio de segundo de primaria) y madre actriz (en realidad la encargada de maquillar a los niños de la función con corcho quemado), siente desde la infancia el gusanillo de la interpretación, aunque luego el pediatra le dirá que se trata de la solitaria por comer chuletas de cerdo poco hechas.

Vito y coleando

En 1940 viaja a Nueva York para estudiar en el Actors Studio y pronto se convierte en el community manager del chiuaua de Lee Strasberg, el famoso comercial de pantalones, profesor de actores y mimo por horas. Debuta en Broadway en 1944 con Antología de la Zarzuela, junto a un joven Pedro Osinaga. En 1950 da el salto al cine, medio en el que se consagra con el publirreportaje del Consorcio de Transportes de Luisiana de 1951 Un tranvía llamado deseo, que trata de concienciar a la ciudadanía sobre el uso del desodorante cuando se viaja en camiseta de tirantes en el transporte público. En 1954 consigue el Oscar con su papel de técnico de limpieza de unos baños públicos en On the Waterfront. A pesar del éxito de su primera película como director, El rostro impenetrable, que narra la peripecia de un cirujano plástico en busca de un afilador en pleno agosto, en los sesenta apenas le llaman para hacer de extra con bigote en producciones de Mariano Ozores. Resurge en los setenta. Gana su segundo premio de la Academia con el falso documental sobre bautizos El Padrino en 1973, el Grammy al mejor video musical por Super Superman de Miguel Bosé en 1979 y el BAFTA al mejor doble de luces por Apocalypse Now en 1980. A partir de ese momento vuelve a entrar en decadencia y sobrevive con papeles alimenticios. Demasiados, según su dietista. Los disgustos familiares y el abatimiento por no haberle dejado adoptar como mascota al actor Nelson de la Rosa tras el rodaje de La Isla del Doctor Moreau, a quien ya había comprado un coqueto transportin, le relegan a un exilio voluntario en su isla privada, rodeado de sus seres más queridos y un ejército personal de 400 hombres armados.

Muere a los 80 años de una fibrosis pulmonar en el oído izquierdo.

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