Immanuel Kant (Königsberg 1724 – Íbid. 1804) fue un filósofo, coleccionista de estampitas de santos, monitor en talleres sobre consumo responsable de estupefacientes, pedagogo, turista de proximidad y agente inmobiliario prusiano oriental, precursor del idealismo, mucho antes de que se creara la página web de alquiler de pisos. Nacido Emmanuel por la afición de su padre a las sillas de mimbre, cambia su nombre a su versión hebrea porque considera que ser judío va a ser la última moda en Alemania. Hijo de un artesano de Memel, localidad famosa por ser donde se fabrican los chistes de Internet, y nieto por línea materna de un diseñador de sillas de montar, se cría en un ambiente familiar muy religioso. Como en casa se interpreta La Biblia de manera literal, de niño cree que el resto de la humanidad sufre de retraso mental por culpa de las relaciones incestuosas de Adán y Eva, lo que incrementa su fobia social.

La cosa era tener Razón

En 1740 ingresa en la Universidad de Königsberg, la actual Kaliningrado, donde estudia filosofía y física matemática de Newton, aunque la afición de este por las manzanas le hace desconfiar por las razones descritas anteriormente. Su aversión al transporte público hace que en toda su vida nunca se aleje más de 150 kilómetros de su pueblo. A partir de 1746, tras la muerte de su padre, imparte clases partículares de recuperación y en 1755 comienza a dar lecciones de metafísica, que es cuando los elementos físicos generan contenidos autoreferenciales. De naturaleza obsesiva, cuando los otros profesores le dicen que sus alumnos siempre están en las nubes se dedica a estudiar la naturaleza del sistema solar y de la Vía Láctea, acuñando el término ‘Universos Isla’, para tratar de averiguar qué es lo que les hace tanta gracia a los chavales. En 1764 queda segundo en un concurso en Berlín de hacer collares con macarrones, que gana Moses Mendelssohn, y en 1770 se convierte en profesor universitario de lógica. Durante una década mantiene un perfil bajo en redes y se dedica a actuar en municipios colindantes disfrazado de ardilla con la banda de música infantil Kantajuego. En 1781 publica su conocida obra Crítica de la razón pura, en la que reprocha el tráfico ilegal de razón sin cortar, causante cada año de la muerte por sobredosis de muchos filósofos en portales, descampados o baños de bar.

Fallece a los 79 años de insuficiencia respiratoria, agravada por la arterioesclerosis cerebral que padecía, consecuencia de haber pensado tanto sin calentar antes.

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