A. Antes de elegir a nuestra mascota debemos decidir para qué la queremos. Las opciones son múltiples: protección, compañía, sexo, asistencia con tareas de contabilidad y administración de empresas y sociedades… Sólo después de tener clara la utilidad de nuestro animal de compañía estaremos preparados para dar el siguiente paso. |
B. Tenemos que saber qué animal estamos pensando adoptar como mascota. Es imprescindible ir decantándonos, primero por el orden, luego por el género y finalmente la especie. No es lo mismo que nos defienda un perro que un gorila o un cocodrilo o que nos entretenga un loro o una víbora de Arizona. No improvisemos con estas cosas. |
C. Una vez que sabemos lo qué queremos, procedemos a decidir el proveedor: pajarería, traficante de animales exóticos, trastienda de zoológico en apuros económicos… Cada opción tiene sus ventajas e inconvenientes. Los traficantes y los zoos tienen más stock pero suelen ser reticentes a sellarte la garantía del animal.
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D. Es imprescindible sopesar las posibilidades de adiestramiento del animal en cuestión. Si por ejemplo hemos optado por adquirir un oso polar para tenerlo como alfombra en el salón elegiremos aquel oso que veamos más dispuesto a tragar grandes dosis de barbitúricos todos los días. Un oso nervioso no se adecuaría a nuestro perfil. |
E. La convivencia con un animal no es fácil. Los monos capuchinos son muy especiales a la hora de elegir el café del desayuno y los chacales son muy territoriales y es difícil hacerles cambiar de opinión cuando se hacen con el mando a distancia de la televisión y se enganchan a un programa. Conviene formarse en psicología animal.
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Idoia Arrieta © humorenlared.com
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