noviembre 3, 2010

La Biblia en Verso: Déjalo todo y sígueme

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El fenómeno evolutivo habla de adaptación pero poco ha ahondado en el rechazo cuando es evidente. El mismo que genera un botones pasado a banquero, donde sería calificado como ejemplo de trepa. La integración en un ámbito de glamour donde prima lo social e impera lo ampuloso se le enreda porque es un tipo de despacho y lo deja sin carta de presentación en esas reuniones sociales.

Cambia sus amistades de siempre por las nuevas a pesar de sentir el rechazo, pero se queda. El ambiente es hostil por su falsedad externa. Sonrisas de no querer atenderle. “Ah ¿sí?, Qué bien” por todos lados ante explicaciones vagas. Escapistas, desinteresados en su comodidad. Es entonces cuando el esfuerzo en su labor se acentúa, agarrado, por el sueño propio de triunfar,  a las tres o cuatro virtudes que lo hacen diferente, necesario, imprescindible en la tarea. En cambio, si en un momento dado de su vida hubiese dado un giro y en vez de hacer crecer una empresa  se dedicase a ayudar a una especie, tribu, clase o persona necesitada, el primer paso sería renunciar. A su comodidad. Así se ve, una vida dedicada a nada, o sea, a no ganar dinero. Porque la felicidad debe estar en algún invento creado por el hombre, como un yate, un sofá o simplemente haciendo más ricos a los de tu alrededor. El banquero sabía que si su carisma no se entendía aquí, lo sería en el extranjero. Y esa es la fórmula uno para adaptarse.

Egoitz Arrien © humorenlared.com

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