abril 13, 2012

Gora Euskadi: Tomar partido

Jueves, 15 de marzo. El Athletic de Bilbao se enfrenta al Manchester United en San Mamés. Los nervios están a flor de piel. Un caramelo demasiado dulce para que EL CORREO lo deje escapar. Los de Vocento, que no dan puntada sin hilo, juegan con el lenguaje como unos María Moliner cualquiera y escriben en el titular de la información de la página cinco que el paro de cuatro horas del Metro de Bilbao “precariza el servicio de metro” para la hinchada del Athletic.
Para aliñar bien la salsa, el diario, que ya tiene marcado de antemano su listado de enemigos, su relación de alianzas y su directorio de causas a las que apoyar o torpedear, no pierde ocasión de mencionar y enfatizar en el texto que el encuentro es de “alto riesgo”, en su afán de llamar a la calma y crear buen ambiente. También es de agradecer que se tome la molestia de explicar que unos servicios mínimos del 30% significa que circulan 3 trenes de cada 10. Por si les lee alguien de letras. Pero volvamos al titular, que es lo más sangrante.

En un contexto de conflicto laboral y de una mala leche global que ríete tú de Chuck Norris recién levantado un lunes, en el que los trabajadores del Metro llevan largo tiempo de huelga intermitente, el diario EL CORREO elige, de entre todos los verbos posibles, precarizar, para decir que los usuarios del metro que quieran ir al partido (no al hospital, ni a su puesto de trabajo, ni a casa de la tatarabuela Segismunda para asistir a su últimos estertores) van a tener que esperar más en los andenes y viajar más apretados. Un verbo, precarizar, totalmente aséptico y sin connotaciones de ningún tipo. ¿Qué está insinuando el periódico? ¿Que los viles trabajadores del metro le han hecho un ERE al horario de trayectos? ¿Que a las máquinas canceladoras que despidan de forma improcedente les van a pagar 20 días por año trabajado en vez de 40? ¿Que los vagones tendrán que trabajar como falsos autónomos? Solo les ha faltado poner que mejorar las condiciones de los trabajadores del Metro sería apoyar la economía sumergida. Un chiste demasiado malo hasta para EL CORREO.

Héctor Sánchez © humorenlared.com

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