Gora Euskadi: No tienen corazón
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Titular explícito donde los haya. Que encabeza un artículo a página completa lleno de datos y porcentajes que no se comparan con nada. Una galería de causas de mortalidad que prácticamente no se asocian a condiciones socio-económico-ambientales ni a niveles de renta. La gente del interior, que es muy dejada, viene a decir. El texto podría ser una llamada de atención. Un canto a la prevención. Pero estonces el titular habría sido otro. Algo como “El índice de mortalidad por afecciones cardiovasculares es mayor en el interior de Bizkaia”. No. Demasiado aséptico. No funciona tan bien. No hace tanto que toqué el tema de Vocento y la sanidad en La toma de la pastilla (EL KARMA nº 146), al hilo de un artículo en el que El Correo parecía posicionarse a favor del copago y prácticamente llamaba parásitos (cuando no ladrones) a los integrantes de ciertos grupos de población más desfavorecidos. El asunto es fácil de resumir. Ante la mejora de la calidad de vida y el alargamiento de la esperanza de vida, el número de gente que necesita cuidados y atención sanitaria se antoja mayor. En una situación de crisis y escualidez presupuestaria, la capacidad del Estado para garantizar una sanidad pública y gratuita (al margen de depurar responsabilidades acerca del origen de esa situación y de las medidas adoptadas) quedaría comprometida. No faltan voces que apuntan que la solución es sencilla: se mete tijera y/o se privatiza la sanidad. Lo primero ya está pasando. Pero lo de la privatización tiene más bemoles. Se gana mucha pasta y te quitas de dolores de cabeza. Pero está la gente, las personas, esos aguafiestas. Esos derrochadores, tan felices con su sanidad universal y gratuita con esa manía de no morirse. Por eso toca ganarse al gran público, que es el que suelta la panoja, en la cruzada privatizadora. Hay que convencerle de que lo mejor es que cada palo aguante su vela y cada uno se pague lo suyo. Y que no se quejen. Para eso hay que buscar culpables que justifiquen la decisión. El Correo los señala en el artículo. Gente que no se cuida. Que fuma y bebe. Y que además tiene la desfachatez de no vivir en la costa. Con lo sano que es el aire del mar. Empieza la caza. Héctor Sánchez © humorenlared.com |
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