![]() |
|
| «Dispara”. Yo poso, sonrío y, si me gusta lo que veo, lo comparto en las redes sociales. En mi entorno, esa palabra no genera más significado, simplemente habla de inmortalizar un momento de tu vida. Disparar con la cámara fotográfica y decir a los demás: mira que bien me lo paso, qué guapo soy y qué tipo tengo. Nada más, no le damos más vueltas al término. Pero un disparo también puede matar. Y no me refiero a que alguien arruine tu vida a través de Facebook con una imagen nada oportuna. Sino que las armas disparan proyectiles y destruyen. (Más…) |
|
abril 24, 2015
abril 23, 2015
Campus Kanpo: Redes sociales
abril 22, 2015
Hotel y Domicilio: Big Eyes
![]() |
|
A Tim Burton le vence el comedimiento. No es de extrañar. No se puede vivir toda la vida de ser el niño rarito de Hollywood. O sí, pero solo cuando se encadena un éxito detrás de otro. Y eso no le pasa a Burton desde hace mucho, mucho tiempo. Y tampoco es ya ningún niño. Así que, cuando todo falla, tanto las historias originales como las adaptaciones de otras obras (horripilantes El Planeta de los Simios y Sombras Tenebrosas), hay que acudir al socorrido based upon a true story (que con Ed Wood no le fue ni tan mal). Es el caso de Big Eyes, basado en las miserias y desdichas de la (in)famosa pintura Margaret Keane, autora de los cuadros de niños con ojos hipertrofiados (supuestamente desconocedora de la obra de Tezuka), artista atroz y aun más torpe para las relaciones humanas, y su esposo Walter, más truhán que señor, artista wannabe pero con talento comercial. Walter canibaliza la ausencia de aptitudes de su esposa, consiguiendo vender sus obras como rosquillas (Alaska y Mario son muy fans, todo hay que decirlo) y atribuyéndose él su autoría, ante la infeliz connivencia de su esposa. (Más…) |
|



A Tim Burton le vence el comedimiento. No es de extrañar. No se puede vivir toda la vida de ser el niño rarito de Hollywood. O sí, pero solo cuando se encadena un éxito detrás de otro. Y eso no le pasa a Burton desde hace mucho, mucho tiempo. Y tampoco es ya ningún niño. Así que, cuando todo falla, tanto las historias originales como las adaptaciones de otras obras (horripilantes El Planeta de los Simios y Sombras Tenebrosas), hay que acudir al socorrido 
