Hace algunos meses Maripili, vamos a llamarle así, visitó la peluquería canina de una amiga. Portaba un perrito yorkshire de unos 11 años en un estado que posteriormente un veterinario certificó de lamentable. La interfecta quería aparcar el perro en algún sitio sin sentirse culpable, y se lo encasquetó a mi amiga. Ésta cuidó de él durante dos meses hasta que logró encontrarle una adopción responsable. Todo era perfecto hasta que Maripili, la muy chunga, volvió. Y montó un pollo porque quería recuperar el perro. Agredió a mi amiga. No había por donde cogerla. Digo la situación, porque a ella se la podía agarrar de sobra. Yo estaba allí para verlo.

El abandono de perros está a la orden del día. Los perros senior o ancianos son más vulnerables, y encima lo tienen más complicado para salir adoptados. Pero la gentuza no duda en sacudirse un animal a la mínima incomodidad. Y la ley además es tan laxa que no sirve de nada. Es más, mientras haya perros en perreras y asociaciones la venta debería prohibirse. Hay un sufrimiento gratuito, incluso en las perreras de ámbito público, que debería arrancarse de raíz. Pero de momento seremos testigos de espectáculos como el descrito. Menudo Freak Show.

Sheila Blázquez © humorenlared.com