Estaba pensando en apuntarme a un gimnasio cuando cayó en mis manos un libro sobre la Sección Femenina. La S.F., sí, aquella organización falangista que adoctrinó sin mayores sutilezas a las mujeres de la posguerra: a callar, a rezar, a deslomarse en casa y a parir hijos pa la patria y por la patria.

Ahora bien, hay que decir que Pilar Primo de Rivera y sus adláteres eran en realidad auténticas visionarias. Inventaron el home-cleanning. Bueno, el nombre se lo he puesto yo para modernizar la cosa y tal. Pero ellas lo explicaban de maravilla. “Cosas que hacen falta para practicar este deporte: un delantal, una escoba, un plumero y una gamuza”. ¡Perfecto! No tengo que comprar nada. Y lo demás, todo beneficios. Para tornear los brazos hay que “barrer un ratito por las mañanas”, sacudir alfombras es “un ejercicio vigorizante”, quitar las telarañas del pasillo ayuda a “dar soltura al talle” y para “tener un busto bonito” no hay nada como limpiar cristales. Entre otras perlas.

Qué bien. Me voy a poner monísima. Aunque no sé por qué hasta ahora no me ha hecho efecto, con los años que llevo practicando el home-cleanning sin saberlo. ¡Ah, ahora caigo! Será que hay que practicarlo con fervor patriótico de alguna clase. Y de eso, se mire por donde se mire, ando más bien escasa.

Elene Ortega Gallarzagoitia © humorenlared.com