A los cansados viajeros que atraviesan la urbe bilbaína en su flamante metro, no les es chocante constatar que, en la línea luminosa que representa recorrido y estaciones, una esté tapada con cinta aislante. Una estación fantasma a mitad de recorrido, tachada del mapa. La de Ibarbengoa-Getxo que, finalizada, nunca fue inaugurada. El motivo: la paralización, gracias a la exitosa protesta vecinal, de la edificación de ocho mil viviendas en el barrio de Andra Mari, que la vació de clientela.

Diez años después de aquellas luchas, nuevos planes se ciernen sobre una de las últimas zonas que resisten a la mancha de aceite de la urbanización. Ahora, la excusa para volver a hincarle el diente es la construcción de un gigantesco parking “disuasorio”. Las luchas en vísperas del ciclo electoral de 2014 lograron abortar de nuevo similar estropicio. Y como entonces, vuelve hoy la Acampada de Resistencia de Tosu, que apuntala sobre el territorio en disputa, oposición y comunidad. Una resistencia que, oculta bajo el esparadrapo del Poder, recuerda cada día a los viajeros que las victorias no son solo posibles, sino que, pese a ellos, se libran, ocurren y brillan.

Jtxo Estebaranz©humorenlared.com