enero 15, 2025

Puños fuera: Atavismos

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El invento del folklore es tan viejo como el del Estado-nación, o su reverso el nacionalismo. La palabrita comparte su raíz germana con el emblemático volkswagen, el “coche del pueblo” por excelencia desde su fundación en el Tercer Reich hasta su actual planta navarra de Landaben. Nuestro ancestral folklore nace así con la floreciente industria del turismo de fines del XIX, que requería exotismo para fluir las élites desde los balnearios de Biarritz hacia San Sebastián. Así nacieron las competiciones de traineras en La Concha, como antes las demostraciones de pelota en frontones, que consagraban estas neonatas exhibiciones para disfrute de ricos, en deportes populares con tradición milenaria. (Más…)

octubre 23, 2024

Puños fuera: Cúter

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Cuando en 2001 se derribaran los símbolos del poder del capitalismo financiero, las Torres Gemelas de Nueva York, los mandos antiterroristas, responsables de mantener el orden y la estabilidad del Imperio, achacaron el porqué de su fracaso a la imposibilidad de controlar a La Base, un grupo en origen amigo y después despendolado, que había vuelto al viejo estilo de la determinación y la confianza y se comunicaba mediante papel y pluma que se pasaban de mano en mano. Si el humilde papel impedía escuchas y demás zarandajas del cibercontrol, el cúter vencía al radar y convertía así cualquier objeto de uso cotidiano en palanca de cambio.

Dos décadas después los buscas libaneses explotan simultáneamente dejando miles de heridos. Parece ser que los del servicio secreto de Sión habían troleado el pedido a Taiwan del Partido de Dios y en un alto de la cadena de transporte colocado dentro papelinas de gramitos explosivos, para luego detonarlas en un click. (Más…)

julio 24, 2024

Puños fuera: Agostados

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En mi barrio, entre el Gobierno Militar y el colegio de las monjas, existe un triángulo protegido por altas verjas. A diferencia de las de las monjas, que son recios muros entre los que se amaestra al mayor porcentaje de alumnado inmigrante extracomunitario de la CAV, las verjas del triángulo son de las que permiten saber qué hay al otro lado, y si te aburres puedes hasta introducir la mano. Poca gana de vacilar da el muro de enfrente, el de los militares, que sustituyeron ya sus bizarras torretas de vigilancia, donde se aburrían reclutas forzados y se encaramaban insumisos disfrazados, por astutas cámaras. Ahora las máquinas registran con disimulo el garbo y la identidad de cada uno de los peatones que por allá nos arrimamos. (Más…)

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