marzo 24, 2018

Oreja a la Plancha: Ruido de fondo

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Cualquier nota, tocada de cualquier manera en cualquier instrumento por alguien que tenga un poco de sangre en las venas, tiene mucho más valor que el más acertado de los discursos que se pueda emitir sobre ella. Mientras hablamos de las “buenas o malas acciones” de nuestros artistas favoritos, o de los que odiamos a muerte, mientras reprobamos la última gilipollez de Metallica, debatimos sobre cuestiones éticas relativas a la libre circulación del audio, o especulamos sobre la enésima muerte de un músico en extrañas circunstancias, las notas que toda esta gente ha dado, está dando y dará, nos miran desde su propia dimensión, inasequible a nuestros limitados melones. Y allí se deben descojonar vivas mientras bailan y cantan sus movidas primitivas, a cuya comprensión sólo podríamos acercarnos, y de lejos, si lográramos bajar nuestros estruendosos humos a un nivel tan bajo, tan testimonial, que a ver quién es el guapo.
Cualquier niño de dos años bailando una espantosa canción de Cantajuegos sabe más del tema que él mismo, de mayor, escribiendo memeces como por ejemplo ésta misma. La verdad, si la hay, seguramente es más fácil de rastrear cuando empieza la música y nos callamos la boca.

Juan Abarca © humorenlared.com

 

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