Puños fuera: Cuento de Marzo
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Un día en la Granja Animal las gallinas decidieron plantarse. Quedaban ya lejos los tiempos de la puesta de huevos en jaulas, los días en los que muchas como ellas habían perecido carbonizadas en su interior en el incendio de la granja; pero lo de poner huevos seguía duro, aunque ahora fueran “gallinas de suelo”. A ello, se le añadían las tareas de “buscar el maíz y el trigo, dar confianza y prestar abrigo” a los polluelos, tareas de gallinas como decía la canción. Cuando no se llevaban algún picotazo que otro del gallo. Era tiempo entonces, de superar su habitual movilización del día del incendio para poner de manifiesto la totalidad de sus subordinadas condiciones de vida. Como cada vez quedaba más claro para las gallinas más jóvenes, tenían que dejar de producir, pero también de cuidar a la prole y de atender al gallo, por lo menos un día, para que se viera el papel de su trabajo pero también el de sus tareas. Y salir al centro del corral todas juntas. Sin embargo, los pollos comenzaron a esgrimir el derecho a plantarse también y a acompañar gallinas, causándose un gran revuelo. Y así los pollos dejaron de cuestionarse que pronto serían gallos. Jtxo Estebaranz©humorenlared.com |
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