Cualquier persona con dos dedos de frente se pararía a pensar en las graves repercusiones que va a tener para la industria del cine y la televisión la adquisición de 20th Century Fox por parte de Disney. 62.000 millones de euros han tenido la culpa.
Cualquier individuo bien informado y con un mínimo interés en el entramado corporativo de los medios de comunicación y de la industria del entretenimiento se sentiría preocupado, cuando no sobrecogido, por el hecho de que la compañía del ratón controle ahora el 40% de la taquilla de cine, y sea dueña y señora de estudios como Pixar, Marvel, LucasFilm, Searchlight, Blue Sky y canales como National Geographic o FX. Cualquier sujeto con algo de inquietud se estremecería ante un panorama en el que van a luchar entre sí por el pastel, con imprevisibles consecuencias, gigantes del tamaño de Amazon, Netflix o Apple. Cualquiera. Pero yo no. Yo sólo soy capaz de pensar en que Disney, propietaria ahora de todas las licencias, por fin podrá hacer la película definitiva que reúna en la madre de todos los crossovers a Los Cuatro Fantásticos, Chewbacca, el vaquero Woody, Deadpool, Troy McClure, Lobezno, Neytiri, Iron Man, Gloria Delgado-Pritchett, Indiana Jones, Timón y Pumba, todos en busca de la bellota de Ice Age.
Con qué poco se hace feliz a un tonto.
Roberto Aguirre © humorenlared.com |