Butaca de Gallinero: Paradigma
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Probablemente sean cosas mías, pero da la sensación de que pasados los excesos arruinaestudios del Nuevo Cine de los 70, los desbarres palomiteros de los 80, la sofisticación quiero-y-no-puedo de los olvidables (en general) 90 y la capitulación ante las adaptaciones transmedia de los primeros dosmiles, que continúa hasta el día de hoy, ha cambiado el paradigma ideológico del cine de consumo, que se aleja de lo libertario para abrazar lo liberal. Es un algo que está en el aire. Si en 1983 se estrenaba Gandhi, en 2011 Meryl Streep experimentaba nuevas formas de ganar otro Oscar encarnando a Margaret Thatcher en La Dama de Hierro, mucho más amable que el Nixon de Stone. A estos films les han seguido apologías sin tapujos de personajes, cuando menos controvertidos, como el Winston Churchill de El instante más oscuro. Pero hay dos casos recientes que me inquietan especialmente. Uno es El Gran Showman, lavado de cara en forma de musical (calco de Moulin Rouge) con coartada prointegración, de la vida y milagros del cuestionable P.T. Barnum. Otro es The Highwaymen, película lanzada por Netflix que rompe con décadas de romantización para narrar la persecución y acribillamiento de unos cruelérrimos Bonnie y Clyde desde el punto de vista de los rangers que les cazaron. Si Arthur Penn levantara la cabeza… Roberto Aguirre © humorenlared.com |
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