julio 24, 2020

En primera persona: Plot Twitch

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Una de las cosas más difíciles con las que nos enfrentamos los más viejos de la Generación Y, a.k.a. millennials, es que tenemos que hacer como que nos adaptamos a los cambios mejor que un X. Pero siempre quedamos en evidencia delante de un Z. Sin embargo con Twitch hemos andado espabilados. Puede que debido a las restricciones que de un tiempo a esta parte pone Youtube, o porque todos los imperios entran en decadencia, la migración de gamers hacia la plataforma de Amazon ha sido sostenida e imparable. Los podcasters veteranos se hacen sus streamings y no abundan los tutoriales sobre customización de torres con una estañadora y un bote de mayonesa, de acuerdo. Pero, como le decían a Mayra (otra vez me pongo en evidencia), aquí hemos venido a jugar. Bueno, a ver jugar.

Y no sólo a Fornite, League of Legends, Dota, Counter Strike (aún quedan nostálgicos) o Valorant. Cuando dispones de miles de canales a un solo click sería del género tonto no intentar sobrellevar el diogenismo pasándose una noche en vela deglutiendo partidas de Katamari o animar en el chat a que alguien avise a la policía porque ese chalet del Animal Crossing viola la ley de costas.
A los “rancistas” les parecerá que ver jugar sin jugar es absurdo. Imagino que aplicarán el mismo rasero al cine porno. Probablemente.

Oskar Cano © elkarma.eus

 

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