enero 17, 2021

Butaca de Gallinero: Sin stock

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Los que saben de esto (yo soy un mero diletante con una maleta cargada de sueños) dicen que, en materia de exhibición cinematográfica, lo peor está por venir. Muchos pensábamos que el gran drama era la imposibilidad de ver películas en los cines a causa de las volubles medidas de seguridad anticoronavirus. Que los retrasos de estrenos parecían el mito de Sísifo, con producciones como Dune, Black Widow o la última de James Bond eternizándose en una cola de espera infinita cual consulta de ambulatario precovid. Que la tragedia podía subsanarse con una suscripción a Netflix, HBO o Amazon Prime. Que aunque la pantalla de casa no era tan grande, nuestro sofá compensaba con creces las ingratitudes de una butaca de sala quién sabe si coronada de rancios chicles pegados a lo largo de generaciones. Que la cosa se podía sobrellevar a la espera de tiempos mejores. Que ya llegaría otro Tenet. Craso error.

El verdadero problema es que se ha tirado de stock, plataformas de streaming incluidas. Si continúan las restricciones, y recordemos que esta pandemia es mundial, y parece que va para largo, rodar se hará imposible. Saca y no pon se acaba el montón. Tal vez se pueda amaestrar a millones de guionistas para teletrabajar, pero los actores necesitan laborar de modo presencial. Eso o que todas las películas a partir de ahora sean plano contra plano, porque pronto no habrá dinero en la industria para recrearles con CGI durante todo el metraje. Desempolven sus calcetines, píntenles ojos y ensayen ventriloquia. Es un consejo.

Roberto Aguirre © elkarma.eus

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