octubre 16, 2021

Mens Insana: Putos gizajos

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Cuántas veces no hemos dormido con el enemigo. Quizá esté a nuestro lado mientras leemos esto. Quizá lo haya estado por muchos años y no lo vemos porque no queremos ver esa sucia, fea y dolorosa realidad. Permitimos malas palabras. Toleramos malas formas. Y posiblemente creemos que tiene un poco de razón mientras el veneno de ese podrido aguijón nos nubla la vista y el entendimiento. Sumidas en lo cotidiano, sin tiempo para cuidar de nosotras mismas, sufrimos y callamos. Sordas y mudas. Nos negamos a escuchar ese dolor. Preferimos continuar haciendo mil y una tareas y ahogar ese hilito de voz incómodo que nos da miedo. Ese aullido ahogado que podría cambiarnos la vida.

Es mortal cargar con el peso del otro. Un otro con el gesto y el cerebro torcidos. Que dice “sí” cuando en realidad quiere decir “no”. Que falla a propósito. Que recurre al victimismo cuando es quien genera los problemas. Que nos hace el vacío para herirnos a propósito. Son maneras sutiles de agredir al otro. Agresiones pasivas. Propias de cobardes e inmaduros. De débiles y manipuladores. Quizá tú no lo veas. Aún no. O quizá nunca lo hagas. Puedes seguir desangrándote en vida creyendo que si no lo muestras no está sucediendo. Pero lamento tener que decirte que eso no cambia nada. Y que ése que está a tu lado mientras lees esto es, sin duda, tu enemigo.

Sheila Blázquez © elkarma.eus

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