En primera persona: Tron desayuna
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El problema de la inmadurez congénita cuando se ha rebasado la cuarentena es que la fantasía adolescente se mezcla con la disciplina metódica que dan los años. Si a esa disonancia operativa se le suma el amor por los videojuegos, la nostalgia, una cultura general desordenada y acrítica y ciertos desarreglos tecnológicos, la dramedia está servida. La cosa es que tengo por costumbre encender mi PC a las siete de la mañana y, de un tiempo a esta parte, a los pocos minutos aparece una ventana que me pide volver a introducir el PIN para que Windows me reconozca como usuario. Lo hago, pero ni caso. La ventana reaparece. Entonces procedo con mis cosas (con la ventana agazapada en la barra de tareas) y cuando las termino reinicio el ordenador. Para entonces ha pasado aproximadamente una hora y cuando carga de nuevo el escritorio ya no vuelve a aparecer el aviso. Ni cuando apago y vuelvo a encender el PC a lo largo de la jornada. |
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