diciembre 26, 2021

Debajo de la Palmera: En Euskadi todos los cargos deberían usar txapela

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Saioa Alkaiza ganó el domingo 28 de noviembre el Campeonato de Bertsolaris de Navarra. Es de Iruña y como premio le pusieron la txapela ganadora. Le quedaba muy bien. Al día siguiente en ETB le hicieron una entrevista. La periodista llevaba uno de esos gorros de funda de paraguas. Saioa iba a pelo. Le vi y pensé el por qué no llevaría la txapela ganadora que le quedaba tan bien y eso que el aire alborotaba su melena. Y me di cuenta de que casi nadie usa ya txapela. Ni los arrantzales, ni los baserritarras, ni los jubilados. Ahora llevan o gorra de beisbolero o gorra mesetaria, pero ya no usan nada tan identitario como la txapela que hasta Sabino Arana y el Ché Guevara llevaban puesta con gran donaire.

Previendo su desaparición como los dinosaurios, en 1995 el famoso cocinero Currito, en Santurtzi, los primeros lunes de cada mes organizaba una rica comida e imponía una txapela con ala ancha a los nuevos asociados a un club tan necesario como el que fundó. En el 2011, y con justicia, una treintena de mujeres crearon el Club de las Amigas de la Boina en el mismo restaurante. Fallecido Currito no sé si la buena idea sigue en acción, pero si no existiera habría que resucitarla porque la situación es de catástrofe existencial.

Y es que esta gente es casta. En el 2013 el Club de Amigos de la Txapela, que viene de Capella, le entregó al Papa Francisco una txapela negra durante la audiencia general de cada miércoles. Al paso del Papamóvil para saludar a los fieles congregados en la plaza, Borja Bilbao le lanzó una txapela y el Papa estirando el brazo la cogió y preguntó si era para él poniéndosela fugazmente aunque al revés. Y eso que tiene experiencia en usar el solideo, ese casquete papal de seda que usan los papas y que parece el forro de un sombrero. Borja Bilbao estaba encantado. La idea de regalarle una txapela al Papa surgió en una de esas comidas y decidieron visitarle en Roma tras pedir todos los permisos.
El caso es que diez miembros de la importante Asociación se desplazaron al Vaticano y lograron su propósito, cosa harto difícil.

No sé si su antecesor, Benedicto XVI, hubiera hecho lo mismo, aunque hay fotos de Ratzinger con una txapela calada en la Plaza de San Pedro siendo cardenal, prenda que le quedaba muy bien. Nosotros como Grupo Parlamentario a lo más que llegamos con Juan Pablo II y con Francisco fue regalarles unos Argizaiolas que vaya usted a saber dónde estarán. Igual en el Infierno de Miguel Ángel o haciendo de estufa de algún cardenal reumático.

Benedicto XVI comenzó su pontificado sacando del armario zapatos y sombreros de tiempos del Renacimiento. Descubrió el “camauro”, que es un gorro de terciopelo con un ribete de armiño blanco que los papas llevaban en invierno en lugar de la birreta blanca. El Papa lo utilizó por primera vez el 21 de diciembre de 2005, cuando en una fría jornada realizó la tradicional vuelta a la plaza de San Pedro para saludar a los fieles. La prenda era tan desconocida que algunos fieles pensaron que el Papa había decidido ponerse un gorro de Papa Noel con motivo de las fiestas. El “camauro” era un accesorio exclusivo de los papas hasta el pontificado de León XIII. También usó, y lo hizo Benedicto XVI, un sombrero rojo de ala ancha, conocido como Saturno pero que en la tradición papal se llama Galero. Benedicto XVI se convirtió en un revisionista de la moda de los papas, cosa que Francisco, con sus zapatos negros enseñando los calcetines y su maletín tipo bota de San Fermín, había hecho olvidar ese toque de distinción que tiene el poder para decir que lo es. Prendas, sombreros, anillos, tiaras, báculos…

Por eso creo que Aburto debería llevar siempre una txapela azul Bilbao, Rementeria otra sustituyendo el rabito en la mitad por una bellota del Roble, Urkullu una txapela con la ikurriña, Chivite una txapela roja del Osasuna, Otegi una con el arco iris, Andueza la de la Real, Iturgaiz la española, Sánchez la republicana y Ortuzar no debería llevar txapela alguna. En el ABC le sacaron levantando el puño, con mascarilla y mostrando contento su reluciente y redonda calva con un comentario al que titulaban “Moisés con Txapela”. Parecería que para llegar a la Tierra Prometida una de las variantes de Moisés debería llevar Txapela, aunque no se la pusieran.

Los concejales y electos franceses suelen llevar como distintivo de su cargo una banda con la bandera francesa. Creo que los vascos/as deberían llevar todos Txapela para hacer realidad el sueño de Currito, ser la envidia de los papas y marcar autoridad y representación. Solo es cuestión de ponerse a ello.

Iñaki Anasagasti © elkarma.eus

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