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Durante el confinamiento los ciervos bajaban a las ciudades y los delfines se acercaban a los puertos. Creímos en cierta hermandad por asomarnos a los balcones para aplaudir a los sanitarios. “Todo irá bien”, decían desde las ventanas los arcoiris pintados. “Salimos más fuertes”, proclamaba el slogan del Ministerio de Sanidad. Después del #YoMeQuedoEnCasa algo iba a cambiar. Eso de andar a todas horas en chándal -o mejor aún, en pijama– hacía su efecto.
Según un estudio difundido por The Guardian en mayo de 2020, los hábitos de consumo de la llamada Generación Z podían acabar con la moda rápida. Los más jóvenes habían descubierto durante los peores meses de la pandemia el reciclado y la reutilización de prendas. Aumentaba entre los 18 y los 26 años la preocupación por un consumo responsable. Por su parte, Zara, H&M y demás gigantes del fast fashion se tentaban la ropa y lanzaban colecciones sostenibles. Vamos, que aprovechaban la supuesta sostenibilidad para hacer negocio.
En menos de dos años el panorama es otro. Ahora la amenaza para esas empresas se llama Shein. La tienda china online de moda ultrabarata y ultrarrápida es hoy, vía Tik Tok e Instagram, la marca de ropa más popular para la Generación Z. La rueda se ha puesto de nuevo en marcha y va cada vez más deprisa. Vamos bien. Pues para eso, mejor como hizo Onetti: no se levanten de la cama. Por compensar, más que nada. Y por si les cae el Premio Cervantes.
Elene Ortega Gallarzagoitia © elkarma.eus |
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