enero 16, 2022

Butaca de Gallinero: Zona de confort

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Un repaso rápido a la cartelera es suficiente para darnos cuenta de que el ochenta por ciento de lo que se estrena está franquiciado. O es una secuela, precuela, reboot o spin-off de otra película, o adapta un cómic, o un videojuego, o una serie de televisión. Es cierto que adaptaciones de libros, en ocasiones gloriosas, ha habido muchas a lo largo de la historia del cine. Desde Doctor Zhivago hasta Matar un ruiseñor, pasando por Psicosis. También ha habido coworking, como en el caso de El Padrino, 2001 o El tercer hombre. La cuestión es que para adaptar un libro hoy en día hace falta que forme parte de una serie, para que se le pueda seguir dando perico al torno. El problema es que al final todas las películas se acaban pareciendo.

El cine debe salir de su zona de confort. Tiene que buscar obras escritas seriadas, para poder producir continuaciones como churros, pero sin abandonar la originalidad y ser capaz de seguir sorprendiendo al espectador. Y si puede haber un componente vintage para seguir manteniendo vivo el fuego de la nostalgia, mejor. La solución está delante de nuestras narices. Los cuadernos de Rubio. Una serie de películas sobre esos cuadernillos de ejercicios de ortografía boomer. Las vocales: Una nueva esperanza. Sílabas: La Venganza. Expediente Warren 4: Mi mamá me mima. Yo lo veo.

Roberto Aguirre © elkarma.eus

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