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Ante los argumentos de ciertas películas uno no puede más que poner los ojos en blanco, contar hasta diez y tragar saliva. Algunas veces incluso hace amago de aparecer una ligera jaqueca, como si el cerebro lanzase una señal de protesta para indicar que no le pagan lo suficiente. La premisa de 65 es de esas que hacen saltar todas las alarmas y poner en Def Con 3 todos los prejuicios. El film bebe de muchas fuentes, y no todas llaman al optimismo. Sus debutantes directores, Scott Beck y Bryan Woods, son los guionistas de la notable Un lugar tranquilo (también de la irregular La casa del terror pero tampoco es cuestión de ponerse ahora a echarse cosas en cara) aunque resulta imposible no acordarse de engendros como El sonido del trueno o After Earth.
Zapatero a tus zapatos
Un viaje espacial sale mal y la nave se estrella en un planeta extraño que resulta ser la Tierra en otro eje temporal (como en El planeta de los simios), concretamente hace 65 millones de años (nada que ver con el El planeta de los simios), es decir a finales del Cretácico, cuando millones de dinosaurios aún no saben que están a punto de dejar de fumar. El astronauta Mills (Adam Driver) y la niña Koa (Ariana Greenblatt) tienen una oportunidad de ser rescatados y volver a su época. Porque contado por Spielberg tiene gracia pero vivirlo en directo no apetece.
LO MEJOR
Adam Driver, porque te vale para un roto y para un descosido. Si en vez de astronauta te dicen que es un Jesuita en Japón también te lo crees.
LO PEOR
Un guion rutinario y unos efectos especiales que si ya en las fotos promocionales cantan La Traviatta pruebe usted a ver a los bichos en movimiento.
Horacio Sandoval © elkarma.eus |
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