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El peregrinar del país y el planeta no deja de asombrarnos. El mismo día que de nuevo se hunde un banco, comenzando la espiral de eterno retorno de la crisis financiera, descubrimos que las elites políticas, con sueldos bien nutridos, utilizan cualquier resquicio para aprovecharse de las ayudas aprobadas para en teoría ayudar a los más desfavorecidos de la sociedad.
Da igual de qué bando sean, los dos rebañan… Es cierto que todos no son iguales, porque unos se avergüenzan cuando les pillan in fraganti y los otros no solo se niegan a disimular, sino que se pavonean y consideran que perteneciendo a la élite de los elegidos tienen derecho a ciscarse en quien les venga en gana. Son los mismos cuya jefa apela, cual entrenadora de un equipo de rugby, a matar a sus adversarios políticos para motivar a sus secuaces.
Todo es ya demasiado previsible. Leyes mordaza que se mantienen en el tiempo, precios que no encuentran límite, guerras derivadas, pensiones que se retrasan, se recortan o no alcanzan para llevar una vida digna; excomunistas defendiendo mociones de censura aliñadas por ultraderechistas, sanidad pública y otros servicios desmantelados… Y en el próximo capítulo la cosa continuará igual… O peor…
Hasta que decidamos escribir otro libro…
Miguel Fernández © elkarma.eus
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