Del asesinato de Santi Coca bien podría escribirse un libro y titularlo Cómo matar gratis. Podemos comenzar con el procesado argelino que ha huido de la justicia hasta en tres ocasiones y que actualmente se encuentra en paradero desconocido. Así que ya sabes. En este ridículo país no te costará demasiado largarte porque las autoridades ni tan siquiera tendrán la prudencia de encerrarte o vigilarte. Pero si huir te da pereza, no te preocupes. Las calles están sembradas de cámaras pero cuando hagan falta la calidad de las grabaciones será insuficiente para utilizarlas en tu contra. Mata en manada. A pesar de la brutalidad de tu ataque, concluirán que tu intención no era matar y que el alcohol te jugó una mala pasada. Tú emborráchate que la vida es una juerga. Pero sin pasarte: lo suficiente como para que sea un atenuante pero que al mismo tiempo no te impida reventar una cabeza a patadas con todas tus fuerzas y, muy importante, salir corriendo después. No te agobies. La autopsia concluirá que la muerte del chaval pudo haber sido natural.

Por último, como mucho te condenarán a 4 años -si no sales absuelto- pero con poco esfuerzo ni pisarás la cárcel. Y si entras prácticamente serán unas vacaciones. Hasta podrás estudiar si te apetece. Gratis, por supuesto. Porque esto es lo que pasa en este país si te matan y no eres hijo de un político o juez. Y así, señores, es como se mata gratis.

Sheila Blázquez © elkarma.eus