Flims: Emmanuelle
La tendencia, o enfermedad cronificada, según queramos verlo, de los remakes tardíos está entrando ya en unos terrenos paradójicos que ríanse ustedes del gato de Schrödinger y de la madre que lo parió. Una cosa es que la necesidad de asegurar la inversión mostrando al público cosas que ya conoce, bien sea unos cazafantasmas octogenarios o la quincuagésima versión de Dune, en una época en la que el extinto mercado del videoclub desprové de red a las grandes superproducciones estrenadas en salas. Y otra bien distinta es tratar de aprovechar el tirón de una película clásica cuando el contexto social, cultural, cinematográfico y político de una época es no sólo diferente sino radicalmente opuesto al del momento del estreno de la obra original. Audrey Diwan, realizadora de Mais vous êtes fous (adolescentes cocainómanas) y El acontecimiento (adolescentes que abortan en Francia en los 60), se mete en un berenjenal dirigiendo Emmanuelle. Resulta enternecedor pensar que la ‘antivirgen’ vaya a salir airosa en su empresa de escandalizar al espectador en este mundo de swingers, hiperexposición al porno en internet, géneros fluidos, reivindicaciones masivas del movimiento LGTBIQ+, ley trans, poliamor, concienciación social frente a las violaciones en manada, sex shops cuquis y mazmorras BDSM que se anuncian en Trip Advisor. LO MEJOR La participación de Naomi Watts y Noémie Merlant, que deben de tener unos agentes de representación con una persuasión acongojante. LO PEOR Haber llegado 30 años tarde a la ya rancia moda de los thrillers eróticos, como Instinto Básico o El color de la noche. Será por lo del cambio de hora. Horacio Sandoval © elkarma.eus |
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