enero 26, 2025

En primera persona: Problema de madurez

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Estoy consternado. En esta época que vivimos de corrección política todavía hay espacios grises en los que reinan la anomia y el salvajismo. Lugares dejados de la mano de la moral en los que el libertinaje campa a sus anchas sin que nadie haga algo al respecto. Estamos hablando de los videojuegos para niños en los que el tierno infante tiene que matar adorables enemigos de fantasía para abrirse paso. Qué doble moral. Resulta que juegos como el Call of Duty o los de la serie GTA son demasiado violentos para los niños por el mero hecho de que los antagonistas que se encuentran son seres humanos hiperrealistas, que sangran y pierden miembros cuando les disparas en un brazo con una escopeta de cañón recortado. Sin embargo a la hora de atravesar con espadas mágicas a tejones cuquis de tierras de ilusión o reventar a tortuguitas saltándolas encima en el Reino Champiñón hay barra libre.

Escribo todo esto horrorizado después de haberme terminado El Escudero Valiente. Sé que la culpa es mía por jugar a títulos con un gran PEGI 7 en portada. Supongo que un niño no entiende las connotaciones de asaetear a un soldado de los malos al que le ha oído decir lo mal que le viene para la conciliación cuando le toca hacer fechorías en el turno de noche. Los niños no aprecian lo duro que es ser villano.

Oskar Cano © elkarma.eus

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