abril 5, 2025

Juego de niños: Actuar o no actuar

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Estudiar interpretación es como entrar en una secta donde te enseñan a llorar a demanda y a trabajar sin cobrar. Desde el primer día, el profesor, con bufanda aunque haga calor, suelta la frase: “El teatro es entrega, pasión… y hambre. Y tú, emocionado, asientes sin saber que tu destino es hacer de ‘Maceta #7’ dentro de una obra experimental en un sótano con las paredes pintadas de negro.

Cuando te cansas de los aplausos como único sueldo, pruebas suerte en el cine. Allí descubres que el cine español es real, pero las oportunidades, no tanto. ¿Protagonista? Imposible. ¿Secundario? Tampoco. Lo tuyo es la figuración. Sí, ser “Persona que pasa por detrás”, esa entidad mística sin diálogos que da realismo a las escenas. Ojo, no te pedirán diálogos, pero si hace falta tendrás que gemir, llorar, reír e incluso cantar. A grito pelao si es preciso, que siempre hay que aspirar al Goya al Mejor Sonido.

Después de ocho horas de rodaje tras las que tal vez tengan que amputarte los dedos de los pies por congelación, te pagan con un par de bocadillos sospechosos, 50 pavos y la ilusión de que tu codo salga en pantalla. “Pero es experiencia, te dicen. Y tú, con el método Stanislavski en la mochila y la dignidad en los tobillos, sigues soñando con que, algún día, la cámara enfoque tu cara.

Elene Ortega Gallarzagoitia © elkarma.eus

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