Vamos a regalarles a los hombres el juegazo de ser mujer: sin tutorial y en nivel experto. Que lo prueben una semana, a ver si no lo acaban devolviendo.
Ser mujer es puro malabarismo: casa, curro, niños, cumpleaños, menús, amigos, pareja… Todo mientras aplauden tu ‘don natural’ para que nada se desmorone. Y si un tío pasa la tarde con su crío le cae un “¡qué padrazo!”, como si no fuera su obligación legal y biológica.
Que prueben nuestro juego de reinas del caos: recordar la revisión del gato mientras buscan el mando. Que aguanten siete días y, cuando colapsen buscando la mochila del crío o sus calzoncillos -que no tienen GPS-, que llamen entre sollozos.
Y que no olviden la misión extra (obligatoria, sin opción de saltar de nivel): cuidar de todos —escuchar, consolar, organizarles la vida— y dejarse a una misma para el final. Todo ello sin esperar un mísero “gracias” y sin derecho a quejarse.
Es un modo supervivencia sin tutorial, con respawn infinito pero barra de energía al límite. Lo juegas con una sonrisa sarcástica… No sea que salgas seria y te digan un “relájate, guapa”. Y, claro, la culpa de todo será de las hormonas. O de Mercurio retrógrado.
Maite Ortiz de Mendívil © elkarma.eus |