octubre 29, 2025

Butaca de Gallinero: Me cago en el amor

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A propósito de la polémica desatada por la relación homoerótica entre Miguel de Cervantes y su carcelero argelino en El Cautivo de Amenábar, hay una cosa que me molesta profundamente. Personalmente me importa tres pepinos (oportuna analogía) las apetencias sexuales del autor de El Quijote. Pero lo que no soporto es esa tendencia de centrar los biopics de grandes figuras de la ciencia, el arte y el pensamiento humanos en sus relaciones sentimentales. Es que no me la podía bufar más. Y la colección es larga. Richard Feynman ganó el Nobel en 1965 por sus trabajos de electrodinámica cuántica. Sin embargo en Infinity nos cuentan la turra de su relación amorosa con Arline Greenbaum. En La teoría del todo se habla más de los arrumacos que Stephen Hawking le hacía a Jane Wilde (sobre todo al principio) que de agujeros negros. En Ammonite, que Mary Anning descubriera el primer esqueleto completo de plesiosaurio es lo de menos porque lo que importa es que hacía la tijera con Charlotte Murchison. Y la lista sigue con La duda de Darwin, El hombre que conocía el infinito, Madame Curie… eta abar.

Deben de pensar los productores de los grandes estudios que la ciencia y la cultura a gañote se le indigestan al espectador si no se las endulzan con la píldora del romance y el sexo. Hagiógrafos del cine, escuchen más a Tonino Carotone. Me cago en el amor.

Roberto Aguirre © elkarma.eus

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