En primera persona: Segunda Enmienda
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Se ha montado pardísima con el asesinato de Charlie Kirk, el apóstol de la Segunda Enmienda que venía a decir que los tiroteos masivos en institutos estadounidenses eran un pequeño precio a pagar por salvaguardar el sacrosanto derecho constitucional de poseer armas de fuego como para una boda. El presunto asesino, Tyler Robinson, había grabado en la vaina de una bala no disparada la secuencia de símbolos ↑ → ↓ ↓ ↓, que es el código de entrada para invocar la Eagle 500KG Bomb, una de las armas más destructivas del juego Helldivers 2. La comunidad biempensante de la tierra de los valientes ha puesto el grito en el cielo, se ha echado las manos a la cabeza y ha vuelto a acusar a los videojuegos de incitar a la violencia. No como los discursos incendiarios de extrema derecha de Kirk, que todavía nadie se explica cómo nunca le llamaron para acudir de estrella invitada a Barrio Sésamo. |
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