Hay que darle una vuelta a lo de La Vuelta. De acuerdo que lo que está ocurriendo es insoportable y que hay que movilizarse para detenerlo. Por supuesto que ante un enemigo de dimensiones colosales nos tenemos que fijar objetivos concretos. Que esos objetivos puedan además ser logrados con los medios a nuestro alcance, para que nuestras luchas generen sus pequeñas victorias. Y que estas pequeñas victorias favorezcan el clima de movilización que empuje a seguir consiguiendo otros objetivos nuevos y mayores. Entonces, claro, bien porque se haya obstaculizado la etapa bilbaína de la Vuelta.

Una semana después en tierras francesas el desafío era a la inversa. Una convocatoria anónima llamaba a paralizar la economía del país. Tan solo los profesionales de la política se cuestionaban quién estaba tras la convocatoria de Bloquons tout, Bloqueemos todo. Para el resto sobraban razones para salir a la calle ese día o cualquier otro y romperle la cara a una realidad intolerable. De esa lucha decidida de cientos de miles de activistas existen ahora semillas en forma de comités locales.

De poco en poco o a por todo. Ambas apuestas son válidas. Estamos de vuelta.

Jtxo Estebaranz © elkarma.eus