noviembre 2, 2025

En primera persona: Segunda Enmienda

columna_oskarcano_cabecera_gr
columna_cabecera_gr

Se ha montado pardísima con el asesinato de Charlie Kirk, el apóstol de la Segunda Enmienda que venía a decir que los tiroteos masivos en institutos estadounidenses eran un pequeño precio a pagar por salvaguardar el sacrosanto derecho constitucional de poseer armas de fuego como para una boda. El presunto asesino, Tyler Robinson, había grabado en la vaina de una bala no disparada la secuencia de símbolos ↑ → ↓ ↓ ↓, que es el código de entrada para invocar la Eagle 500KG Bomb, una de las armas más destructivas del juego Helldivers 2. La comunidad biempensante de la tierra de los valientes ha puesto el grito en el cielo, se ha echado las manos a la cabeza y ha vuelto a acusar a los videojuegos de incitar a la violencia. No como los discursos incendiarios de extrema derecha de Kirk, que todavía nadie se explica cómo nunca le llamaron para acudir de estrella invitada a Barrio Sésamo.

Resulta curioso que la violencia simulada se perciba más peligrosa que la venta de rifles de asalto reales para niños y niñas en los EE.UU., decorados con vivos colores y motivos cuquis para que los más pequeños se vayan acostumbrando a defender el estilo de vida norteamericano. Si es que la culpa es de los padres, que las visten como Navy Seals.

Oskar Cano © elkarma.eus

Pincha aquí para descargarte el PDF de EL KARMA 235

Pincha aquí para ir a otras columnas de Oskar Cano

Pincha aquí para ir a las columnas de los colaboradores más buscados